Presentación de la Temporada 2023-2024
La memoria, un cambio invencible
Nikola Tesla
Dice Emilio Lledó que, si miramos los extensos estudios sobre Platón, nos daremos cuenta de que hemos olvidado que nosotros seguimos haciéndonos las mismas preguntas que se hacía él: ¿cómo vivir? ¿Por qué pensar? ¿Cómo vincular las ideas a la realidad? ¿Qué es sentir? ¿Qué es el amor? ¿Cómo puede el lenguaje comunicar lo que nosotros llamamos «la verdad»? ¿Puede la educación mejorar a las personas? ¿Tiene sentido la palabra «felicidad»?
Pensar consiste en percibir parecidos. A menudo relacionamos una cosa vivida con lo que estamos viviendo o hacemos similitudes entre cosas que están ocurriendo al mismo tiempo. Porque las personas fluimos en el tiempo, nos forjamos en el crisol de la historia y, por este motivo, la memoria se nos hace fundamental.
Recuperar la memoria es, pues, esencial para la Humanidad porque somos lo que hemos sido. Nos guste o no. Como dice Antoine de Saint-Exupéry, quizás ya no podemos ir para atrás y cambiar el pasado, pero lo que sí que podemos hacer es empezar ahora y aquí, y cambiar el futuro, cambiarlo de modo relevante.
Los defensores de la no-memoria son los defensores de la muerte de la Historia, de la muerte de la vida, de la muerte de la sociedad, de la muerte de la educación, de la muerte de todo. Quizás aquellos que defienden la no-memoria quieren justificar cualquier vileza del presente con la esperanza de que nunca será recordada.
La educación y la cultura deben ser una liberación mental y, como tal, funcionan. Vivimos tiempos difíciles en cuanto a valores, en cuanto a la comunicación, en cuanto al uso de las redes sociales, en cuanto al uso de las palabras. Hemos hecho una revolución, la de las mujeres, aún por acabar. Pudimos demoler el muro que dividía Europa en dos. Pero ahora, ¿qué estamos haciendo? Estamos viviendo un ataque frontal al pensamiento con este capitalismo despiadado, desenfrenado, que potencia «qué sentimos», «cómo nos sentimos», «qué opinamos». Como dice el filósofo Joan-Carles Mèlich, «la opinión desplaza el conocimiento». Hoy en día todo el mundo opina de todo sin dejar lugar a la incertidumbre. Y justamente el saber implica incertidumbre.
La sabiduría siempre comporta incertidumbre.
Nuestra temporada 2023/2024 está dedicada a la Memoria. Ahora que las fuerzas del mal han hecho estallar otra guerra en Europa como si no hubiera sucedido nunca un disparate de este tipo, nosotros, desde el teatro, reclamamos la memoria. En los momentos decisivos de la historia hemos puesto la mirada en filósofas, filósofos y artistas, en personas que nos pudieran hablar de otra verdad y abrir los ojos a otros mundos y que nos sirvieran de guías cuando nos hallamos abrumados, con el pensamiento confundido e impotentes ante el sufrimiento del mundo. Y esto es lo que queremos hacer esta temporada: acercar a nuestros escenarios obras y artistas que nos ayudarán a entender qué somos y a ver y a conocer de dónde venimos. Porque nos enseñarán otras realidades que no conocemos pero que están unidas a la nuestra por hilos invisibles porque somos seres humanos, porque compartimos el sueño de cambiar el futuro. Y porque, en definitiva, todos y todas nosotras, en cualquier rincón del planeta, alguna vez hemos tenido la sensación de estar asistiendo al final de nuestro mundo. O, por lo menos, al del mundo que conocemos.
Nuestros escenarios nos hablarán del tiempo de promesas de la Segunda República, de la posterior vivencia terrible y devastadora de la Guerra Civil y de las décadas de miedo y silencio impuestas por el franquismo: la sumisión de una era oscura en la que la religión y las clases sociales constituían la clave de las relaciones humanas. Hipocresía, monstruos que no son lo que parecen… Este viaje nos abrirá los ojos respecto a lo que somos y a lo que hemos vivido, respecto a consecuencias tan enraizadas que, a veces, diríamos que se han convertido en algo genérico.
La falta de memoria es un crimen moral y un crimen histórico.
Todos y todas nuestras artistas nos abducirán para sumergirnos en unos textos lúdicos, llenos de poesía, que hablan de una sociedad secuestrada por su asimetría: viajes introspectivos, los jóvenes y el consumo de pornografía, entrevistas con mujeres que son exactamente el retrato de nuestra sociedad contradictoria y casi distópica, la guerra de los Balcanes (que en aquel momento pensamos que sería la última guerra europea), reflejo y augurio de la historia pasada y futura de este desdichado y desmemoriado continente, la familia y sus difíciles relaciones, inquietudes vinculadas a los más jóvenes, y sueños, sobre todo, muchos sueños.
El TNC será la puerta al mundo con Europa y con los territorios de habla catalana con los que nos hermanamos para compartir la misma lengua y la misma cultura. Y también con el Líbano e Irán, con artistas que luchan cada día para poder ejercer su arte a pesar de la censura y el empobrecimiento de su país. Con artistas de las más diversas disciplinas, retrato de nuestras ciudades actuales. Porque esta riqueza y este compromiso son lo que nosotros queremos compartir con el público catalán, con todos y todas vosotras.
En la lucha entre tú y el mundo, defiende el mundo. El mundo ya existía antes que nosotros y continuará existiendo después.
Virginia Woolf decía: «no tengo vida interior». Decía que no era necesario esconderse, que era necesario salir hacia el mundo. No somos más que relaciones, vínculos…, pasado, presente y futuro; necesitamos el contacto con los demás y con las cosas. Si queremos encontrarnos a nosotras mismas, es preciso salir al mundo. Y si tenemos la capacidad de ver más allá de nuestros ojos, encontraremos la compasión, la empatía, el sentido de la solidaridad, los valores sociales y lo público frente al individualismo privatizador que ha confundido la opinión con la verdad y que nos impide ver que todas las personas somos iguales y que tenemos los mismos derechos.
El agresor no sería tan poderoso si no tuviera cómplices entre las víctimas.
Nuestro cuerpo es un cuerpo poroso desde el punto de vista biológico, pero también lo es desde el punto de vista existencial. Dos años después del confinamiento, hemos aprendido que no podemos vivir sin la cultura. Y, además, sin la cultura, cualquier manipulación es posible. Es nuestro futuro: podemos convertirnos en robots o ir aún más al fondo de nuestra alma. Las personas nos humanizamos con la palabra. Desde la lengua materna hasta mucho más allá. Por eso el diálogo es fundamental, el hecho de comunicarnos a través de la palabra frente a tanta incomunicación, tanta toxicidad y mentira, tanta desvirtuación de la palabra.
Estoy cansado −decía el filósofo− de pensar sobre palabras como el bien o la justicia, enseñadme de una vez por todas a llevarlas a cabo.
El teatro es el lugar de resistencia ante la soledad de las pantallas. El teatro es el lugar de reunión por excelencia, una de las convenciones más antiguas que inventamos durante la democracia griega para curarnos. Es una terapia; ¿cómo, si no, provocaría la catarsis del público? El teatro nos hace sentir esperanza. El teatro es un lugar democrático por excelencia. Y aquí os esperamos, para compartir con todos y todas vosotras estos momentos de emoción, estas historias que necesitamos para no hundirnos. Y, por encima de todo, os agradecemos vuestra confianza, vuestra fidelidad, vuestra proximidad.
En medio del odio, descubrí que había, dentro de mí, un amor invencible.
En medio de las lágrimas, descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible.
En medio del caos, descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible.
En las profundidades del invierno, finalmente descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible.
Albert Camus
¡Gracias, y que disfrutéis de la temporada!
Carme Portaceli i Roig
Directora artística del TNC