La casa dels cors trencats

La casa dels cors trencats es una de las grandes obras de Bernard Shaw. Situada en una casa que funciona como una metáfora de un barco y protagonizada por aristócratas ridículos, pretendientes excéntricos y mujeres iconoclastas que desafían la hipocresía moral y las convenciones sociales de la época, el autor irlandés pinta un fresco magnífico de relaciones imposibles en un mundo a la deriva marcado por el conflicto bélico. Shaw tiene el honor de ser la única persona que ha recibido el premio Nobel de literatura, en 1925, y que ha ganado un Oscar (en 1938, al mejor guión adaptado por Pygmalion). Su dramaturgia, caracterizada por una ironía punzante, se traduce en juegos de palabras ingeniosos y en una pirotecnia teatral infalible. La casa dels cors trencats es una buena muestra de todo ello. Josep Maria Mestres, que ya dirigió con éxito El ventall de Lady Windermere de Oscar Wilde, vuelve a dirigir en la Sala Gran una comedia incisiva y de regusto ácido. Una obra que, casi noventa años después de su publicación, aún plantea una crítica vigente al cinismo y a la desafección de nuestra sociedad. Quizás resulte que, al fin y al cabo, no han cambiado tantas cosas.