An-ki

Una noche de verano estábamos en medio del bosque observando las estrellas, simplemente notando el cuerpo en la tierra, en silencio. En ese instante sentimos que pertenecíamos a la naturaleza y que nuestras vidas formaban parte de ese largo proceso que conocemos como universo. Allí, bajo las estrellas, habíamos recuperado la memoria perdida. Pensamos que muchas personas han olvidado el vínculo con la naturaleza, por eso la dañan. ¿Y qué podíamos hacer nosotros? Surgió la idea de crear un dispositivo inmersivo para ayudar a recordar. Un laberinto donde honrar el crecimiento de un brote, los ritmos de la vida y la muerte, de la creación y la destrucción. Un espacio donde despertar los sentidos, observar la grandeza de las cosas minúsculas, escuchar el susurro de la curiosidad y quizás, por un instante, recuperar la mirada del niño. Una obra íntima para todos los públicos para reflexionar sobre cuál es la huella que dejamos en la Tierra.

Música
Mika Lecuyer

Iluminación
Andreu Fàbregas
Albert Mossoll

Escenografía
Rui Macedo
Guillem Geronès

Distribución
Ana Sala - Ikebanah Artes Escénicas

Producción
Cia. Ortiga

Agradecimientos
Mutte Cultural, Prisca Villa, Alejandro Santaflorentina y David Martos